EL ESTADO DE LA POBREZA

DEIXALLES POBREZA

 

European Anti Poverty Network

EAPN (Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social) 

10/02/2015 Las cifras actuales indican que la pobreza y la exclusión social afectan ya a un 27,3% de la población en España: 12.866.000 personas. Este es uno de los datos principales que se extraen del último Informe ‘El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2009 – 2013’, que analiza la situación social en España y sus comunidades autónomas con los últimos datos disponibles según el indicador europeo AROPE.

La Privación Material Severa ha aumentado un 38%, lo que se traduce en más personas con dificultades para alimentarse adecuadamente, más hogares donde se retrasa el pago de gastos relacionados con la vivienda principal, más personas que no pueden mantener su vivienda a la temperatura adecuada ni tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos. Durante los años de la crisis, la población con privación material severa ha crecido en más de 800.000 personas, totalizando casi 3 millones, casi el mismo número de personas en situación de pobreza severa (6,1% de la población).

El aumento de la desigualdad se ha intensificado entre los años 2009 y 2012. Así lo demuestra la evolución creciente del Índice de Gini, que se había mantenido constante entre 2005 y 2008. Desde un punto de vista territorial, el Informe muestra una gran desigualdad entre las diferentes Comunidades Autónomas. En general, el norte soporta tasas menores de pobreza y/o exclusión social; y el sur, mayores.

Navarra, País Vasco y Aragón tienen tasas inferiores al 20 %, y Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía entre el 35% y el 39%. Caso especial es la Ciudad autónoma de Ceuta, en la que casi la mitad de su población (47%) vive en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

En conclusión, el aumento de la desigualdad que muestran todos los indicadores revela que la crisis ha golpeado con mayor dureza a la clase media y a los grupos sociales más desfavorecidos, demostrando la debilidad de las políticas sociales implementadas, así como la no correlación directa entre crecimiento de PIB y disminución de la pobreza.


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